1 mar 2010

Tequila, Jalisco

Nuestras expectativas eran algo altas con respecto a Tequila. Quizá por eso nos decepcionó un poco que un pueblo denominado mágico resultara tan terrenal.


¡La paloma! ¡Está por todas partes!


En el mercado de comidas...

...una birria de chivo.


En la plaza de Tequila, Juárez vigila.


Un cafecito antes de ir a ver la fabricación del tequila.


Muchos nos recomendaron visitar la Casa Cuervo, pero al llegar y ver los precios de los tours tuvimos que desistir. Mientras analizábamos más opciones camino al mercado para echar una birria, nos topamos con un tour más a la medida de nuestro bolsillo mochilero, que además de todo se veía más completo y un poco menos... mmm… para turistas, quizá.
Así fue que nos enteramos como nació el tequila: Resulta que los antiguos pobladores usaban del maguey sólo las hojas, y las piñas del centro las botaban. Un día cayó un rayo sobre un montón de piñas y las cocinó. Al probar el jugo que salía de ellas vieron que era dulce. Se dice que fue la Diosa Mayahuel quien les envió el rayo para que supieran los antiguos pobladores de los manjares que se estaban perdiendo. Por eso, cuando tomaban tequila y perdían el control de sus actos, creían que se les había metido Mayahuel. En fin, así nació el tequila.

Yo no fui, ¡fue Mayahuel!

El nombre original de este pueblo era Tequitlán, pero durante la conquista los españoles no podían pronunciar el nombre que finalmente simplificaron a Tequila. Tequitlan, por cierto, significa lugar donde se corta, porque ahí había obsidiana.
La próxima vez que se echen un caballito paladéenlo, dijo nuestro guía Chuy, ya que un agave tarda 10 años en crecer y el proceso para prepararlo es laborioso. Nos encaminamos a la Destilería Rubio.
Ahí, cortan las hojas del agave, cocen las piñas en un horno durante 18 horas y luego lo muelen para obtener el jugo de mezcal. (Para todo mal mezcal, y para todo bien, también).

A estas fibras dulces (de la piña ya cocida) se les conoce como mezcal. Atrás, piñas de agave azul.

Luego al mezcal se le agrega levadura y se pone a hervir para conseguir que el azúcar se convierta en alcohol. Después llega la destilación y el envasamiento.
Siguió una degustación de los siguientes tipos de tequila: el blanco (ojo, bebedores: si no dice 100% agave, está mezclado con azúcar de caña y otras cosas. Es el tequila mezclado el que produce cruda – el puro es noble, y más rico); el “oro” (que en realidad es el mismo que el blanco pero pintado para que parezca reposado); y el reposado, que lleva menos de un año en la barrica. El añejo lleva de uno a tres años, o más, en la barrica… pero de ese no nos dieron, porque es el mejor.

Sin embargo, lo más chido de todo fue terminar en un campo de agave azul al atardecer.




Cuando regresamos a Guadalajara, Prisca nos había conseguido boletos (¡gratis!) para la Filarmónica de Jalisco, así que cerramos el día escuchando música en el Teatro Degollado.


3 comentarios:

  1. Sí, fue el día en que Arón y Marian se perdieron todo un día (convenientemente) en los campos de agave... claro...

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  2. y los agaves se movìan, se movìan, se movìan?? jaja..

    mariana, te ves super relajada, super feliz y super bonita!! Colego, usted tambien se ve muy bien.. jaja... LQM

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