30 may 2010

Bruselas, Bélgica

¡LLEGAMOS A EUROPA! PRIMERA PARADA: BRUSELAS. Después de 9 horas y media de vuelo llegamos a Bruselas, la capital de la Unión Europea. Nuestro vuelo por Jetairfly fue bueno en general. Pese a ser una línea de bajo costo, los asientos son cómodos, los sobrecargos atentos y tienes dos comidas durante el vuelo, por ser trasatlántico (nosotros llevábamos provisiones por si las moscas). Ojo viajeros: Nuestro boleto fue barato, pero nos enteramos –muy tarde ya- de que si compras tu boleto dos días antes de viajar puedes pagar hasta 150 euros ($2,400 pesos) por un vuelo sencillo. Una ganga. Mientras Aron intentaba dormir entre los gritos de un bebé llorón conocí (en el asiento de al lado) a María Elena López Castillo, una mujer cubana que visitaría a su hijo aquí. La cantidad de inmigrantes en esta ciudad es bárbara, todos la eligen por ser el centro de Europa, según un rápido sondeo local. Salimos de Cancun a las 3.30 de la tarde y al llegar a Bélgica eran las 9 de la mañana. Jetlag mortal. Para acabarla, nuestra anfitriona nos vería a las 7 de la noche así que teníamos un día entero por matar. Saliendo de la estación del norte nos encaminamos a lo que parecía el centro, un barrio que resultó ser el más peligroso de la ciudad y donde abundan musulmanes. Entramos en un café para dar las primeras señales de vida por mail y permanecimos ahí hasta la noche. Nuestra anfitriona Mieke (se pronuncia Míkeh) resultó ser una persona increíblemente generosa y divertida, se dedica a dirigir TV y lo chistoso es que mientras estuvimos en su casa la tele jamás estuvo encendida. Llegando nos dio nuestra primera cerveza belga y una de las más populares: Jupiler (se pronuncia shupilé). Para algunos es una cerveza mala, demasiado comercial. En realidad está bien. Mieke es muy alegre y todo el tiempo emite expresiones y sonidos guturales: ¡eh!, ¡ogh!... no le gusta checar su mail seguido y es muy buena para trazar mapas de la ciudad. Aunque saliera tarde del trabajo, le sobran ánimos para echarse una chela y cotorrear un rato. Es de esas personas que te caen bien en el instante que las conoces. Ella vive con su novio Dirk; él es chef, y cuando no está trabajando le gusta mezclar música en las tornamesas que tiene en su casa como si fuera un DJ en un antro y fumar tabaco mezclado con mota. Sabe mucho de ingredientes y de la química de la comida. Juntos tienen el proyecto de viajar por todo el mundo, y lo demuestra un estante lleno de guías de lugares a los que aún no han ido. Al paso de la semana que duró nuestra estancia en Bruselas aprendimos varias cosas: Bruselas significa pueblo del pantano. Los belgas aseguran ser los inventores de las papas fritas, que se venden en cada esquina. Su fama por los chocolates está perfectamente justificada, las caras de Aron cada que ponía un pedacito de cielo en su boca lo dicen todo. La cerveza es todo un arte: Cada una de las alrededor de 800 variedades tiene un vaso especialmente diseñado. Los waffles son otra especialidad: el típico lleva crema batida y chocolate, pero también los hay con fresas, plátano y helado. Además del manneken pis (el pequeño niño haciendo pipí), hay una niña y un perro que también hacen pis, aunque son más recientes, no como esta escultura que tiene casi 400 años atrayendo a turistas al centro de la ciudad. Bruselas, por cierto, recicla el 95% de su basura. Rene Magritte, uno de nuestros pintores favoritos, nació en Bruselas y basta ver los cielos de esta ciudad para saber de dónde tomó la inspiración para sus famosos cuadros llenos de nubes esponjositas. Visitamos su museo que está increíble. La plaza principal de Bruselas o Grand Place tiene unos edificios imponentes que datan del siglo 17. Esta plaza fue bombardeada por los franceses y posteriormente reconstruida, el edificio más antiguo, alberga hoy en día un hotel. Además del Palacio Real (sí! Bélgica tiene un rey!) realizado al estilo Luis XVI, otra parada obligada es el Atomium, un edificio que aparenta ser una enorme molécula y que alberga exposiciones científicas, de hecho es el legado de una feria mundial realizada en los 50 en la ciudad. Para darse un quemón estos son algunos precios que deberán pagar en una tardecita de paseo si deciden venir a Bruselas: - Una ida al baño: 40 centavos de euro (más de $6). - Waffle con crema batida y chocolate: 3 euros ($47.70). - 100 gr. De chocolate belga: 3.60 euros ($57). - Frites (papas fritas): 2.40 euros, con aderezo (el más popular es la mayonesa) +50 centavos de euro = 2.90 euros ($46). Algo súper agradable de Bruselas es que tiene parques bellísimos, y son muchos. Para aprovechar el buen clima, los locales van y se asoelan en traje de baño o hacen picnics. Nosotros asistimos a uno organizado por el grupo de couchsurfers locales. Después del parque fuimos a la casa del organizador, Dimitri, y cada quien llevó algo para comer y beber. Terminamos cantando con la guitarra y conocimos a tres chicas divertidísimas, dos de Colombia y una mexicana, que se autonombraron nuestras hijas porque quieren irse a vivir con nosotros a Barcelona. Pasamos un buen rato de risas simplonas. Un día antes, Mieke celebró su cumpleaños y estuvimos con ella, Dirk y los amigos de ambos tomando cava y tequila. Toda la gente con la que hablamos en esa fiesta nos dijo “no vayan a Brujas, mejor vayan a Gent, es más bonito y más auténtico”. (Y como tenemos todo el tiempo del mundo, dijimos ¿por qué no ir a Gent… y a Brujas también? Y eso hicimos.) La fiesta duró toda la noche, y nos dimos cuenta de que amanecía como a las 5 de la mañana. Y el anochecer es tardísimo. En esta época del año, aún hay luz del día a las 10 de la noche. Una locura. Al dejar Bruselas ya empezábamos a quererla, se antojaba quedarnos más días y la pasamos muy bien con Dirk y Mieke, pero el viaje tiene que seguir.
Envolvimos las mochilas en el aeropuerto de Cancún, para que fueran protegidas, por sólo... 160 pesos! Cada una!!! Para colmo llovió en Cancún antes de salir y aparentemente el equipaje estuvo a la intemperie un buen rato antes de que lo subieran, por lo que se coló el agua a través del hoyo que había en el plástico para la agarradera de la mochila. Casi todo llegó mojado a Bélgica.
Como buenos mexicanos, llegamos y lo primero que hicimos fue apantallarnos con los secadores de manos de los baños europeos. ¡Metes las manos! ¡Sale aire!
En el aeropuerto tomamos un tren al centro de la ciudad. Al subir abordamos el vagón que venía más tranquilo. Luego descubrimos por qué había tan poca gente en él: nos habíamos metido al de primera clase. En fin. Había espacio. No dormí por culpa del bebé que venía en el asiento de atrás, y de su papá. Pero en el pecado lleva la penitencia: al bajar del avión, él se tenía que quedar con el bebé. Amiguitos, ¡usen condón!
Con Mieke, tomando la primera Jupiler. No está mal, aunque en Bélgica, hay cientos de cervezas más interesantes (más de eso en las próximas entradas).
En los parques cercanos a la casa donde nos quedamos, había muchos conejos!
En Bruselas ves arte en los edificios.
Uno de esos días cocinamos mole para Mieke y Dirk. Les gustó mucho, aunque a decir verdad ese arroz no quedó en su punto.
Checando el mail en el departamento de Mieke y Dirk.
Publicidad enfocada a la población inmigrante.
La verdad los waffles sí son bastante sabrosos.
Bruselas es considerada cuna del comic. Es decir, no DEL comic; pero sí de muchos comics importantes, y están orgullosos de esa herencia. A través de la ciudad hay murales con personajes famosos, como éste de Tintin.
Además a lo largo de la "ruta de los comics" hay letreros ficticios de calles, junto a los reales. Los letreros normales son azules con letras blancas; los de comics, al revés.
Los chocolates belgas son la onda. Tienes que venir y comerlos aquí.
Afuera de una exposición de foto. Estuvo dos-tres.
Obviamente pasamos a ver al niño mión. Dicen que representa al espíritu libre de la ciudad... tiene un montón de trajes que le ponen... y bueno, en fin. El niño mión. Lo ves por todas partes.
Así es, Bélgica afirma con orgullo ser cuna de las papas a la francesa. Son muy típicas y las venden en todos lados. Están buenas. O sea... son papas a la francesa. Ya las conocen. Eso son.
Cuando vieron qué éxito era el niño mión, decidieron hacer una niña miona en otra parte de la ciudad. Aunque como que a ésta nadie la pela.
De paso, un perro mión también. Afortunadamente ahí le pararon - si encontraba un señor mión, no sé qué hubiera hecho.
Así se ve el cielo a las 9:45 de la noche.
Interludio musical:
En Bélgica hay un programa de televisión en el que cada semana el presentador tiene que hacer un reto. Hace poco, el reto fue hacer una canción para animar al público de... cierto foro que no recuerdo. El resultado fue "Dos cervezas por favor", una canción bobalicona y bastante pegajosa.
El coro (dos cervezas por favor, elke Spanjaard heeft een snor, dos cervezas por favor) significa, "dos cervezas por favor, todos los españoles tienen bigote, dos cervezas por favor".
No es precisamente el éxito de la temporada, pero sí es bastante conocida. Digamos que es como un éxito menor... imaginen algo hecho por TV Azteca.
***Por alguna razón el video no pasa bien de YouTube al blog, así que si lo quieren ver tendrán que hacer click aquí: DOS CERVEZAS POR FAVOR. Disculpen las molestias que esto les ocasiona.
Este pan relleno de crema y cubierto de chocolate es tradicional de Bélgica. Lo comen los fines de semana. Sí, todo en Bélgica tiene chocolate.
En el museo de Magritte (también tomaba fotos. Y hacía videos cortos con sus amigos).
Aunque oficialmente no es legal hacerlo, todo el mundo fuma mota a todas horas en la calle.
La casa oficial del rey. Si sale del país, quitan la bandera.
No sólo en las nubes se inspiraba Magritte.
Ésta era la vista desde el baño de Dimitri, el de la reunión couchsurfera. Desde el mío yo veía el cerro de la silla...
Publicidad cotorra para que te vayas a Londres por el tren Eurostar a comer pescado y papitas.
El fin de semana no hay parque sin gente asoleándose.
Como quiera se quedan blanquitos.
El Atomium. La verdad, la verdad, no pasa nada si no vas.
En el interior había una exposición acerca de migración. En la foto, limpieza étnica.
Dentro del Atomium.
Mientras tanto, cientos de personas pululan alrededor de la pequeña estatua del mión para tomarse la foto de "ya fui a Bélgica".
Olvidamos preguntar qué significaba esto. ¿Ahí pueden hacer del baño los perros?
Los pitufos también nacieron en Bélgica, así que muchos de ellos invaden los aparadores de las tiendas.
En cama con Dirk y Mieke.

Retratos de las calles de Bruselas


















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