7 mar 2010

Guanajuato

No sabíamos la que nos esperaba al llegar a Guanajuato. Tres chicas hicieron de nuestra estancia ahí días de inmensa felicidad: Las Trillizas de Guanajuatoville.


Llegamos a la casa de Gaby, Diana e Indira (más tarde bautizada como Mamá Indira porque no paraba de darnos de comer y consentirnos como si fuéramos sus hijitos) y fuimos recibidos con apabullante calidez. Las tres estudian artes en la Universidad de Guanajuato y son divertidas, inteligentes y amorosas.


En las escaleras del Teatro Juárez, siempre llenas de gente.

La ciudad es la de siempre, una ciudad en la que reina el ambiente estudiantil y cada noche hay fiesta.


Bugambilias en los callejones.

La ciudad vista desde la estatua del Pípila.


Típico niño guanajuatense, alternando su tiempo entre ir a la escuela, inventarle historias y leyendas a los turistas para sacarles un billete (verde, de preferencia) y hacer suertes con el trompo.


El callejón del moco.

Aron se negaba a ir al Callejón del Beso, pero finalmente lo convencí y nos tomamos una foto sacándonos un moco, nomás para no ser tan clichés. ¿Lo más característico del Callejón del Beso? Tiendas de souvenirs en la entrada del callejón, tiendas de souvenirs en medio del callejón, una tienda de souvenirs en la planta baja de la casa y otra en la planta alta, junto al famoso balcón desde el cual los amantes pudieron o no haberse dado un legendario beso.


Estando por la estatua del Pípila, caímos en la trampa que nos tendió un vendedor, quien nos dijo que no debíamos perdernos una visita a la Ex Hacienda de Cocheros, un lugar a las afueritas de la ciudad donde montaron un museo de tortura con presuntos aparatos medievales.
Como no estaba en el mapa de atracciones, y se encontraba más o menos alejado del centro "para turistas", pensamos que sería buena idea, pero al final no lo fue. El recorrido que apenas dura 10 minutos es bastante soso, y el lugar está más bien ambientado como casa de los sustos. Lo único valioso que aprendimos ahí fue que en los 20, al editor de algún periódico se le ocurrió una idea macabrona para atraer al turismo: retratar a las señoritas de sociedad con las momias de Guanajuato. El resultado son fotos grotesquísimas de mujeres bellas abrazando cadáveres. Espantoso.


LA VIDA Y LA MUERTE
La señorita Magdalena Moreno, hermosa muchacha de Guanajuato, en una "pose" de valentía y de estudio para "Tricolor". Fue fotografiada con una bien conservada momia del valioso museo necrológico de Guanajuato, en emocionante contraste.


Con Gaby por las calles de Guanajuato, yendo a buscar pizza para Mamá Indira.

4 comentarios:

  1. jaja en niño no te canto la historia del callejon??

    y chinn ahora quiero una foto con una momia asi al ladooo!!!

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  2. jaja, pues dile a malena y se consiguen una momia!

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  3. esas pizzas de guanajuato que bien me alimentaron en el cervantino jejeje

    saludos

    me encanta guanajuato!!!

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