23 jul 2010

Giesen

Los viajes ilustran. Sí, lugar común, pero en realidad es insólito las cosas que se aprenden viajando, hablando con otras personas, leyendo letras que no conocías… Nuestras neuronas deben estar haciendo muchas conexiones nuevas en estos días.

Enterarnos de que en Alemania el sol es femenino y la luna es masculino fue una gran sorpresa (los intelectuales perdonarán nuestra ignorancia). El alfabeto es una locura con sus vocales copeteadas con diéresis y esa extraña letra “ß” (que se pronuncia como una ese, pero fuerte: “ss”), además de palabras kilométricas…

Nos lanzamos a Gießen (Giessen) para visitar a Katrin, una couchsurfera que conocimos en las playas de Oaxaca a principios de este viaje.

Nos tomó apenas unas horas llegar hasta ahí desde Colonia. Viajar de ride por Alemania ha sido fácil hasta ahora, pese a que no falta el gañán que te toca el claxon mientras te hace una mueca desde su carro en señal de desaprobación. Y es que Alemania es un país de reglas, así que pedir aventón resulta bastante enfadoso para algunos, sobre todo para la gente mayor.

Encontramos a Katrin en el patio trasero de su casa, dándole una manita de gato a su bicicleta, (¿existe una mejor manera de invertir el tiempo?), y disfrutando un calor digno de Monterrey, cerca de 34 grados.

Lo primero que nos llamó la atención al subir las escaleras del edificio para llegar a su departamento fueron los pósters y volantes con propaganda antinazi. Es increíble que hoy en día exista un movimiento tan fuerte porque eso habla de la necesidad de combatir grupos intolerantes que todavía se rigen bajo el concepto de que es necesaria una higiene racial, a como dé lugar, lo cual es, además de triste, MUY escalofriante.

Katrin planeó un picnic junto al lago así que en uno de los días previos al evento nuestra tarea del día fue salir a las jugueterías a comprar un frisbee idóneo para la ocasión. Mientras recorríamos los estantes, nos topamos con unos enormes y coloridos conos y nos enteramos de una tradición alemana:

Resulta que cuando eres niño, en el primer día de clases te dan un cono de cartón lleno de dulces y artículos escolares para hacerte pensar que no es tan mala idea ir a la escuela. Algunos papás se avientan la puntada de “sembrar” un cono pequeño en el jardín (días antes de que empiece el ciclo escolar) y lo riegan con agua y azúcar. Por la noche, cuando el ingenuo peque en cuestión se ha ido a dormir, cambian el cono por otro más grande para crear la ilusión de que “está creciendo”. El mero día, el niño va feliz a la escuela con su cono.

En Giessen, una ciudad estudiantil con ambiente relajado y no mucho que hacer, disfrutamos pasear en bici por campos de trigo y manzanilla (el olor es increíble), caminamos sobre una cuerda floja (bueno, lo intentamos), convivimos con la juventud alemana en una fiesta y caminamos sin parar.

También conocimos el esqueleto de lo que fue una base militar nazi, y luego estadounidense durante la primera guerra del Golfo Pérsico en una tarde apocalíptica que terminó con un enorme aguacero que nos empapó de pies a cabeza. ¡Divertido!

En nuestra lista faltó una visita al antiguo cementerio y al Museo de las Matemáticas, pero como dicen, ya tenemos a qué regresar.

Para terminar, nuestro glosario para medio dar el gatazo en Alemania:

Enshuldigung (shúldigu): Disculpe
Bitte (bíta): Por favor
Dankeschon (dánkeshuin): Muchas gracias
Tschuß (chus): Adiosito


* * *

En Giessen, no quieren nazis:










Y bueno, lo malo de esto es que al parecer en algunas otras partes sí los quieren.


Un día como cualquier otro: desayunar, ir al súper, desenterrar un dinosaurio...


Son para dulces... pero bueno, ella es un bombón.


Con Katrin.


Encima de Katrin.
En algunas partes de Alemania nos hemos encontrado con estas camas altas que sirven para economizar el espacio en el cuarto.


Hice un Twister casero con una sábana y latas de pintura. A la mera hora ni lo usamos pero, eh! Qué importa.


Felices en el laguito.


En este pueblo, en los alrededores de Giessen, hay casas de más de 400 años.








En la cuerda floja. Ninguno de nosotros duró más de 5 segundos.





En la ex base militar nazi - ex base militar estadounidense.


Nos cayó tremendo aguacero.


Al día siguiente, camino al lago... Cemex!


Por cierto, al lago nos fuimos en bicicleta.


Y bueno, teníamos unas pinturitas y nada que hacer...











Katrin en la cocina que comparte con sus tres compañeras.


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