En los más de 13 meses que llevamos desde que salimos de casa, nos hemos encontrado con dos tipos de gente: los que han pasado por algo similar y saben más o menos de qué se trata este rollo de ser piedra rodante en plan austero, y los que abren los ojos como plato y exclaman ¡deben haber ahorrado muchísimo dinero! Claro, llevas más de un año viajando (NO de “vacaciones”, no nos confundamos, gente), y luego todo ese tiempo en ¡Europa! Claramente, debes ser una especie de millonario.
Pues sí, y no. Sí, ahorramos dinero muchos meses antes de salir. Sí, tuvimos nuestro bote para echar los cambios, hicimos sacrificios, y teníamos trabajos en los que daban fondo de ahorro y aguinaldo. Pero no, para hacer esto no necesitas ser rico, ni mucho menos. En Europa también venden arroz, el kilo cuesta cuando mucho el equivalente a unos 10 pesos, y con eso y unos cuantos vegetales comes tres días. (Abajo, en la foto: arroz con lentejas, un ejemplo de comida mochilera.) Y muchas cosas son gratis, si sabes dónde buscar. Entienden la idea.
Pero hay otro asunto, y es que desde el principio este viaje estuvo diseñado para cambiar a modo autosustentable en algún momento. La idea era alternar entre algún trabajo estable que conseguiríamos en alguna parte, quizá España -con eso del idioma- y también realizar pequeños trabajos temporales, chambitas… curros, como les dicen acá. Lo primero no fue tan fácil porque en España, y especialmente una ciudad como Barcelona, tanto para locales como para foráneos encontrar trabajo es-ta-ca-brón. Incluso trabajos comunes para mochileros, como trabajar en hostales, en los que muchas veces ni papeles necesitas, son muy difíciles de conseguir. En lo segundo no nos fue tan mal.
La clave es buscar en todas partes, intentar de todo, no decir que no a nada y comentarle a todo el mundo que buscas trabajo, de lo que sea, no vaya a ser que alguien sepa de algo. Debes explotar cualquier habilidad que tengas, o inventarte alguna nueva. Otra opción que te da un poco de dinero rápido es checar con los artistas locales; con frecuencia buscan modelos, y no siempre tienes que ser Gisele Bundchen.
De este modo hemos encontrado varias cosas que nos han permitido juntar algunos centavitos para continuar nuestro trayecto. Cada experiencia es diferente, y ésta ha sido la nuestra:
Primero, Berlín. Ahí encontramos nuestro primer trabajo del viaje, que consistía en analizar libros de texto publicados desde 1950 hasta la actualidad en países hispanoparlantes para un estudio de la Universidad de Stanford (lo que significa que técnicamente no trabajábamos para Alemania, sino para Estados Unidos, thank you very much). Principalmente eran libros de historia, civismo y geografía; debíamos examinarlos y llenar reportes acerca de su contenido, enfocados en cuestiones como derechos humanos, el rol de la mujer, niños, homosexuales, cambios climáticos. Un trabajo interesante y si no me equivoco, de los mejores pagados que hemos tenido. Nuestra otra fuente de ingresos en Berlín fue la venta de impresiones de mis fotografías los domingos en el Mauerpark, uno de los mercados de pulgas más grandes y populares de la ciudad. De eso tuvimos resultados variados, pero fue una experiencia divertida.
Salto a Barcelona. Ahí fuimos pintores de brocha gorda y modelos para artistas (Mariana posó para un fotógrafo, yo un fotógrafo y una pintora). También hicimos algo de revisión de textos y yo fui extra en dos películas para la cadena TV3 de televisión; una ambientada en los 70s, la otra en inicios del siglo XX. Y claro, last but nos least, trabajé para Euroaula, prestigiosa escuela de turismo barcelonesa (gracias, cuñao!!!). Para ellos hice traducciones, fotos y alguno que otro trabajillo misceláneo.
Finalmente, Madrid, donde nos encontramos por el momento. Aquí en el espacio de un mes (porque también es eso, a veces tienes un buen trabajo, pero dura unos días, y luego no tienes nada por otros tantos) ya pintamos otro departamento. También estuve posando para un pintor que buscaba modelos para retratos y participé en una serie de anuncios (teasers para internet, para usar el término correcto) promocionando el nuevo reloj Swatch Zebra.
Es todo, por ahora. Si nos buscan, los próximos meses estaremos en Sevilla, donde conseguimos trabajo en un hostal para mochileros. Ahí, si todo sale bien, estaremos un ratito trabajando, reponiendo energías, ahorrando un poco de dinero, disfrutando del buen clima –por fin- y haciendo lo que se hace en Sevilla.
Atendiendo el puesto durante la venta de fotos dominical en Berlín.
Trabajar como extra en Barcelona no es lo mejor pagado del mundo, pero es muy divertido.
Lo que ni se nos ocurría antes de iniciar el viaje, ser pintores de brocha gorda, ha resultado una de nuestras mejores fuentes de ingresos en España. Resulta que somos buenos, y resulta que se paga bien...
Qué me dura Dorian Gray.
La edición madrileña de la campaña internacional del lanzamiento del nuevo reloj Swatch Zebra. Me contrataron como cebra, y terminé de león.
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